Exigirnos a nosotros mismos más de lo habitual puede traer repercusiones, más específicamente el efecto conocido como estrés. Este puede venir acompañado de síntomas que perjudican nuestro organismo tanto física como mentalmente. A ciencia cierta, no es una enfermedad, sin embargo su prolongación puede repercutir seriamente en nuestra salud. Te mostramos detalladamente las consecuencias del estrés para el cerebro.
Consecuencias del estrés para el cerebroDentro de la sociedad española, hasta un 90% afirma haber sufrido de estrés y un 42% de los ciudadanos lo sufre rutinariamente. Estos datos son resultados de estudios realizados en nuestra comunidad y prueba de la fuerte presencia que tiene el estrés en ella.
¿Qué hay que conocer del estrés?
Para empezar a indagar en el tema, es necesario conocer que existen dos tipos de estrés:
- – Agudo.
- – Crónico.
Para comenzar, el estrés agudo es el más común entre las personas. Ocurre debido a la carga de exigencias tanto propias como de terceros. Trabajarlo de manera adecuada y dosificarlo puede resultar positivo, sin embargo su exceso puede ser perjudicial.
Por otro lado tenemos el estrés crónico. Este surge de la ausencia de momentos para relajarse y los estados de alerta son constantes. Este tipo es el más dañino y resulta altamente perjudicial para la salud psicológica. Una de sus principales características es que las personas que lo padecen suelen ignorar sobre esta situación debido a estar acostumbrados al estilo de vida ajetreado.
El constante estado de tensión generado en nuestro cerebro a causa del estrés, se traduce con efectos negativos como:
- – Neuronas muertas.
- – Daños a la memoria.
- – Dificultad en tareas de aprendizaje.
- – Menor capacidad de concentración.
Así mismo, hasta el tamaño y estructura del cerebro pueden resultar afectados por esta situación a la par que surgen problemas mentales. Estas últimas se muestran como cambios del estado de ánimo, ataques de ansiedad, depresión, entre otros.
En este sentido, el estrés es causante de graves problemas para nuestro organismo. Ejemplo de esto es el sistema digestivo, uno de los más perjudicados. Los síntomas que aparecen como consecuencia son dolores de estómago, diarrea o frecuentes ganas de vomitar. Por otro lado también es posible sufrir de pérdidas de control en la respiración.
El sistema inmunológico también se ve perjudicado con efectos como pérdida de cabello, gripe, alergia, acné e incluso una completa desaparición del deseo de tener relacione sexuales.